Esta ilustración muestra cómo sería la propuesta del tren supersónico para el transporte de pasajeros. También se contemplan diseños para la carga de diferentes tipos.
La velocidad, la última frontera. Viajar de un punto a otro en el menor tiempo posible es la meta que cada vez quieren superar los diseñadores de sistemas de transporte.
Ya en los aviones, el recordado y malogrado Concorde logró la meta de la velocidad supersónica para vuelos transoceánicos.
Ahora el turno es para los trenes. Aunque ya existen los trenes de alta velocidad- cerca de 15 países ya han desarrollado líneas para este tipo de vehículos- el paso siguiente es romper la barrera del sonido.
Y uno de los impulsores de esta idea es Elon Musk, el mismo dueño de Tesla.
En 2013, el magnate y gurú de innovación delineó la idea del Hyperloop: un tren de levitación que se desplazaría dentro de tubos donde la resistencia del aire sería casi nula para permitir a estos futuristas vagones rozar o superar la velocidad del sonido.
Desde entonces, Musk ha abierto su idea a todo el que la quiera recrear y ha creado una competición con fondos para acelerar el desarrollo de conceptos y prototipos cuya respuesta ha superado las primeras expectativas.
En días recientes, la primera de esas empresas, Hyperloop One, que ha atraído más de 80 millones de dólares de inversión inicial, probó en el desierto de Nevada (EE. UU.) el motor de su prototipo de propulsión magnética (algo más parecido a un motor eléctrico lineal que a la levitación).
Aunque solo fueron unos segundos de aceleración hacia un banco de arena que frenó al aparato, este es el primer paso para demostrar la viabilidad del proyecto.
Antecedentes y dudas
Rob Lloyd, consejero delegado de Hyperloop One, cree que el sistema estará funcionando en 2020, pese a que algunos críticos consideran que eso solo sería posible con un gasto muy superior a los 6.000 millones de dólares que Musk considera que costaría unir los 600 kilómetros que separan San Francisco de Los Ángeles.
Las dudas surgen cuando se mira a proyectos más longevos que aplican la costosa tecnología de levitación magnética.
Los “Maglev”, un concepto que nació en los 70 pero no se materializó hasta 2004, en el tren que une Shanghái con su aeropuerto, no se han convertido en una alternativa a las ruedas de acero de los trenes.
Y un proyecto para unir Tokio con Osaka a través de este tipo de trenes, se ha presupuestado en cerca de 88 mil millones de dólares.
El pasado lunes, Hyperloop Transportation Technologies (HTT) aseguró que ha descubierto una tecnología que abarataría la levitación magnética al aplicar un método conocido como “levitación magnética pasiva”.
Bibop Gresta, jefe de operaciones de HTT, explicó que “la levitación pasiva elimina la necesidad de estaciones de energía a lo largo de las vías, lo cual reduciría el costo deforma extraordinaria”.
No será una solución para aplicar de la noche a la mañana, pero con los recursos que movilizan emprendedores como Elon Musk, y el trabajo que realizan los entusiastas en Silicon Valley no se puede descartar su implementación en el mediano plazo.